La reapertura del zoológico La Pastora desató una nueva controversia en Nuevo León. Pese a haber sido clausurado por maltrato animal hacia la osa Mina, el recinto abrió nuevamente sus puertas sin informar si las condiciones han mejorado. Además, se impidió el acceso a la prensa, lo que incrementó las sospechas sobre la falta de transparencia del gobierno estatal.

Reapertura Del Zoológico La Pastora En Medio De La Controversia
El pasado fin de semana, el gobierno estatal reabrió al público el zoológico La Pastora en Guadalupe, apenas unos días después de que fuera clausurado por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa). El acto fue discreto, sin anuncio oficial ni conferencia de prensa.
En un video publicado por el periódico Reforma se observa cómo varias familias ingresan al lugar, mientras un guardia impide la entrada a reporteros y camarógrafos. La negativa levantó cuestionamientos inmediatos: ¿por qué se prohíbe el acceso a medios si el zoológico ya se encuentra en condiciones adecuadas?
Las autoridades estatales no han ofrecido una explicación clara. Tampoco se presentaron pruebas de que los animales reciban actualmente un trato digno, ni se mostraron los resultados de alguna inspección oficial reciente. La reapertura del zoológico La Pastora parece más un intento por dar imagen de normalidad que una acción responsable y transparente.
Anuncian Reapertura Del Zoológico La Pastora Pese A Maltrato Animal
El 3 de octubre, la Profepa anunció la clausura temporal del zoológico La Pastora tras documentar irregularidades graves en el trato a la fauna.
Durante las inspecciones realizadas los días 25, 26 y 27 de septiembre, los inspectores detectaron que la osa Mina, una hembra de oso negro catalogada “en peligro de extinción”, se encontraba en estado de deterioro físico y con deficiencias médicas y nutricionales.
El reporte oficial mencionó que el animal presentaba lesiones, úlceras en la piel y signos de abandono prolongado. No había registros médicos, ni protocolos de tratamiento ante la leptospirosis que padecía, una enfermedad zoonótica que puede afectar a humanos.
Ante la gravedad del caso, Profepa ordenó su traslado inmediato al Centro de Rescate, Rehabilitación y Reubicación de Grandes Carnívoros INVICTUS, en Hidalgo, donde la osa Mina actualmente recibe atención especializada. La clausura también buscaba prevenir riesgos sanitarios y proteger la salud pública.
Pese a ello, apenas unos días después de la medida, el zoológico fue reabierto sin que el gobierno estatal de Nuevo León informara si ya se levantó oficialmente la clausura o si las observaciones fueron solventadas.
Falta De Claridad En La Reapertura Del Zoológico La Pastora
El hermetismo del gobierno estatal generó sospechas entre colectivos ambientales y defensores de los animales. Nadie explicó si Profepa validó la reapertura del zoológico La Pastora, ni si las condiciones de los recintos y protocolos de manejo fueron corregidos.
Lo que sí quedó documentado es que, al intentar ingresar al parque, la prensa fue detenida por elementos de seguridad. Esa restricción contradice la idea de una reapertura “normal” y deja entrever que el estado busca evitar la exposición pública de las condiciones actuales de los animales.
Organizaciones locales han señalado que la reapertura podría ser ilegal si la clausura no fue oficialmente levantada. Además, recordaron que en septiembre pasado el director del zoológico, Gustavo Sepúlveda Villarreal, fue separado de su cargo tras el escándalo, sin que hasta ahora se haya informado quién ocupa su lugar.
El caso ha evidenciado la falta de coordinación entre el gobierno estatal, el Parque Fundidora y las autoridades federales encargadas de vigilar el bienestar animal.
Casos De Maltrato Animal En La Pastora: Osa Mina
La osa Mina se convirtió en símbolo de maltrato animal estatal en Nuevo León. El video que circuló en redes sociales mostrando su estado crítico provocó una ola de indignación ciudadana. Miles de personas exigieron justicia y mejores condiciones para los animales del zoológico La Pastora.
El traslado del ejemplar al santuario INVICTUS fue un alivio temporal, pero no solucionó el problema estructural. La falta de supervisión, las deficiencias médicas y la opacidad en la administración del zoológico siguen sin resolverse.
Incluso, colectivos como “Lupa Ciudadana” y “AdoptaNL” han pedido que se abra una investigación independiente sobre el manejo de recursos y la atención veterinaria dentro del recinto. Consideran que la reapertura del zoológico La Pastora no debió realizarse hasta contar con garantías verificables de bienestar animal.
La ciudadanía también exige transparencia sobre el destino de los demás ejemplares que permanecen en el parque, pues varios habrían presentado signos de desnutrición y descuido durante las últimas inspecciones.
Reacciones Y Cuestionamientos A La Administración Estatal
La reapertura sin presencia de inspectores federales, sin informe oficial y con prensa restringida ha reavivado la polémica sobre la gestión ambiental del gobierno estatal. El silencio oficial ha sido interpretado como un intento de minimizar la crisis mediática generada por la osa Mina y el cuestionamiento público a la autoridad.
La situación también pone sobre la mesa un debate ético: ¿debe priorizarse la imagen gubernamental sobre la protección de los animales? Diversos ambientalistas sostienen que lo ocurrido demuestra una cultura de simulación, donde se maquilla la realidad para mantener una narrativa positiva del gobierno sin garantizar un cambio real.
Hasta el momento, Profepa no ha emitido un comunicado aclarando si la reapertura del zoológico La Pastora fue avalada formalmente. Por su parte, el gobierno estatal continúa guardando silencio y evitando responder a los medios de comunicación.
Cero Transparencia En La Reapertura De La Pastora
La reapertura del zoológico La Pastora debería haber sido una oportunidad para demostrar compromiso con el bienestar animal. Sin embargo, el manejo del caso revela lo contrario: opacidad, improvisación y ausencia de rendición de cuentas.
Mientras la osa Mina se recupera lejos de Nuevo León, en Hidalgo, los habitantes del estado aún esperan respuestas. ¿Quién supervisó la reapertura? ¿Por qué se negó el acceso a la prensa? ¿Y qué ocurre con los demás animales? El caso sigue abierto y continúa dejando en entredicho la gestión ambiental del gobierno estatal.
Array