El nombre de Ismael “El Mayo” Zambada vuelve a sonar con fuerza en los tribunales de Estados Unidos. Esta vez no por un nuevo golpe del Cártel de Sinaloa, sino por un giro en su estrategia legal. El veterano capo, de 77 años, anunció que se declarará culpable el próximo 25 de agosto en la Corte de Brooklyn, Nueva York.
La decisión sorprende porque, en su última aparición, se había deslindado de los cargos de narcotráfico. Sin embargo, el paso del tiempo, su edad y el ejemplo de otros líderes que optaron por cooperar parecen haber influido. Esta jugada podría significar para él una condena menos severa, muy distinta a la cadena perpetua de su antiguo socio Joaquín “El Chapo” Guzmán.
El “Mayo” siempre fue distinto. Mientras otros jefes del narco disfrutaban de lujos ostentosos y hacían ruido en redes sociales, él mantuvo un perfil más discreto. Pero ahora, incluso con esa fama de intocable, enfrenta la posibilidad de convertirse en uno más de los “soplones” que entregaron información a la DEA para salvar su vida.
⚠️ El capo que nunca se rajaba… ahora coopera.
— Fuerza Informativa Azteca (@AztecaNoticias) August 19, 2025
Ismael “El Mayo” #Zambada, líder del Cártel de Sinaloa, se declarará culpable en Nueva York. Podría delatar a políticos, empresarios y cómplices en México
Como sus hijos: "Vicentillo", "Mayito Gordo" y "Rey Zambada"
Años de… pic.twitter.com/k9zgcTGuLr
Mayo Zambada: De jefe absoluto a colaborador incómodo
La decisión de declararse culpable se parece mucho a lo que hizo su hijo Vicente Zambada Niebla, conocido como “El Vicentillo”. Tras ser arrestado en 2009, se convirtió en testigo protegido y logró reducir su condena. Eventualmente recuperó la libertad.
Este camino también lo siguieron otros miembros del Cártel de Sinaloa. En Estados Unidos, el historial es claro: los grandes capos que entregan información pueden negociar prisiones menos estrictas y, en ocasiones, hasta la libertad. A cambio, la DEA obtiene detalles clave de las operaciones criminales.
No obstante, el precio suele ser demasiado alto. La historia de José Rodrigo Aréchiga Gamboa, alias “El Chino Ántrax”, es un recordatorio brutal. Tras colaborar con las autoridades estadounidenses, fue asesinado en México. Todo apunta a que la orden vino del propio “Mayo”, dejando claro el mensaje: en el mundo del narco, la traición se paga con la vida.
Ese mismo destino podría rondar ahora a Zambada García si se confirma su acuerdo con la justicia estadounidense. Convertirse en “traidor” dentro del Cártel de Sinaloa no es una etiqueta fácil de llevar. Y aunque la cárcel sea menos dura, la amenaza de sus antiguos socios permanecerá siempre latente.
El peso de los años y la estrategia final
Con 77 años encima, el “Mayo” ya no es el mismo de hace décadas. El tiempo no perdona y las enfermedades tampoco. Cumplir cadena perpetua en una prisión como ADX Florence, considerada la más dura del sistema penitenciario estadounidense, sería prácticamente una sentencia de muerte.
Por eso, su movimiento parece más un acto de supervivencia que de justicia. Declararse culpable y entregar información lo acerca a un final menos cruel. Al mismo tiempo, el gobierno de Estados Unidos asegura un triunfo mediático contra uno de los narcos más influyentes de las últimas décadas.
La jugada también abre una serie de preguntas. ¿Qué tanto está dispuesto a revelar el “Mayo”? ¿Se enfocará en operaciones viejas o soltará información reciente que sacuda los cimientos del Cártel de Sinaloa? ¿Hasta dónde llega su interés por proteger a su familia?
El futuro inmediato de Zambada está atado a estas respuestas. Y, aunque logre evitar lo peor, su historia pasará a formar parte de la larga lista de capos que acabaron más como piezas de negociación que como los todopoderosos jefes que alguna vez fueron.
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