Después de 11 meses sin alertas ambientales, a pesar de la creciente contaminación atmosférica en Nuevo León, el Gobierno estatal se mantiene firme en su postura de no activar alertas, argumentando que no se han dado las condiciones necesarias para hacerlo. Este rechazo a las alertas persiste incluso cuando los niveles de contaminación han alcanzado cifras extremas, lo que ha generado inquietud tanto en la ciudadanía como en las organizaciones ambientales.
El 25 de febrero, la estación de monitoreo en Santa Catarina reportó una calidad del aire “extremadamente mala” a las 10:00 horas, lo que refleja una preocupante degradación de las condiciones ambientales en la ciudad. Además, en el resto de Nuevo León, los niveles de contaminación fueron clasificados como “malos” y “muy malos”.
A pesar de ello, el Gobierno estatal aseguró que no se emitiría ninguna alerta, ya que según su versión oficial, las condiciones para declarar una alerta no se habían cumplido, ya que el aire extremadamente malo no se prolongó por un tiempo considerable ni afectó a toda la ciudad de forma generalizada.
El discurso oficial vs. las críticas de las asociaciones ambientales
Este argumento oficial ha sido fuertemente cuestionado por diversas organizaciones, como el Comité Ecológico Integral, que han señalado que, a pesar de que los criterios para activar una alerta ambiental se han cumplido en varias ocasiones, el Gobierno no ha tomado las medidas adecuadas. Estas asociaciones han destacado la falta de transparencia y la pasividad del Estado frente a los niveles alarmantes de contaminación, que están afectando la salud de los habitantes de la región.
Uno de los elementos más controversiales es la postura del Secretario de Medio Ambiente, Alfonso Martínez Muñoz, quien defendió la decisión de no activar alertas.
En declaraciones para el programa Nuevo León Informa, Martínez Muñoz indicó que “las alertas no se han suspendido, sino que no se han presentado las condiciones para decretarlas”.
Según el funcionario, los episodios de aire extremadamente malo en la ciudad no han sido lo suficientemente largos ni generalizados como para justificar una alerta ambiental.
El secretario agregó que en ocasiones, el nivel de contaminación extrema ha sido temporal y localizado en zonas específicas de la ciudad. Esto, a su juicio, no cumple con los parámetros establecidos para la activación de una alerta. Sin embargo, estas explicaciones no han logrado calmar las inquietudes de quienes advierten sobre los peligros de la contaminación para la salud pública.
Las críticas y la necesidad de acciones más contundentes contra la contaminación
Mientras el Gobierno estatal mantiene su postura, Armandina Valdez, directora de la Agencia de Calidad del Aire, también explicó que las decisiones sobre las alertas se toman basándose en pronósticos y estudios previos. Valdez indicó que, si las condiciones de calidad del aire son tan malas que se espera que persistan por varias horas y puedan generar un impacto negativo en la población, se activa la alerta. Sin embargo, destacó que las autoridades no esperan a que la situación llegue a niveles extremos para comenzar a tomar medidas preventivas.
De acuerdo con Valdez, en cada uno de los niveles de contaminación, la Agencia tiene protocolos establecidos que incluyen medidas hacia las fuentes emisoras de contaminación y recomendaciones a la población. Sin embargo, a pesar de estas medidas, la falta de activación de alertas sigue siendo un tema de debate y preocupación para quienes observan que los esfuerzos del gobierno para controlar la calidad del aire no son suficientes.
La más reciente alerta de contaminación y la preocupación ciudadana
El 27 de marzo de 2024 fue la última vez que el Gobierno de Nuevo León emitió una alerta atmosférica en la ciudad, lo que deja en evidencia una frecuencia mínima de estas medidas, pese a la constante contaminación que afecta a la región. La escasez de alertas ha dejado en claro que, a pesar de los esfuerzos de algunas autoridades para manejar la calidad del aire, la situación sigue siendo grave y requiere una atención más inmediata.
Ayer, ciudadanos reportaron que las emisiones provenientes de la Refinería de Cadereyta eran responsables de empeorar la calidad del aire en algunas áreas. En respuesta a estas denuncias, el Observatorio Ciudadano de la Calidad del Aire subrayó la necesidad urgente de que la refinería invierta en mejorar sus equipos y procesos para reducir las emisiones contaminantes. Esta situación ha vuelto a poner el foco en las fuentes industriales de contaminación, que continúan siendo un factor importante en la calidad del aire de la región.
La falta de alertas en un contexto crítico
La falta de alertas ambientales en medio de niveles extremos de contaminación representa una grave contradicción en la política ambiental del Gobierno de Nuevo León. Aunque las autoridades defienden su decisión con base en la temporalidad y localización de los episodios de contaminación, la ciudadanía y las organizaciones ambientales demandan un enfoque más proactivo y transparente. La salud de los habitantes de la ciudad y la calidad del aire requieren una respuesta más urgente y coordinada.

La activación de alertas ambientales es una herramienta clave para proteger a la población de los efectos nocivos de la contaminación. Sin embargo, mientras las autoridades continúan argumentando que no se cumplen las condiciones para emitirlas, la comunidad sigue siendo afectada por los altos niveles de polución. Es crucial que las autoridades escuchen las demandas de la sociedad y tomen medidas más efectivas para mitigar los riesgos de la contaminación en Nuevo León.
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