La violencia volvió a marcar a Nuevo León con una de las jornadas más sangrientas del año. Durante el fin de semana del 13 al 15 de junio, se registraron 16 homicidios en distintos puntos del estado, una cifra que coloca a estos tres días como los más violentos en lo que va del 2025, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Las víctimas fueron asesinadas en diferentes contextos y municipios, incluyendo áreas metropolitanas como San Nicolás, Escobedo, Apodaca y Monterrey, así como zonas rurales que en semanas recientes se han visto envueltas en enfrentamientos armados. El número supera los registros del fin de semana del 21 al 23 de marzo y del 18 al 20 de abril, cuando se reportaron 15 y 14 homicidios, respectivamente.
Hasta el domingo 15, el conteo estatal acumulaba 34 asesinatos en junio y 453 homicidios en total durante 2025, de los cuales al menos 422 están ligados al crimen organizado. La cifra es alarmante y ha generado preocupación tanto en autoridades como entre habitantes que viven bajo la sombra de la inseguridad.

Crímenes en zonas urbanas y rurales
Los asesinatos no se limitaron a zonas alejadas. En San Nicolás, dos hombres fueron ejecutados por sujetos armados que llegaron en motocicleta a un taller de hojalatería. En Escobedo, un hombre fue abatido a balazos en una zona identificada por haber albergado fosas clandestinas en años anteriores.
En Apodaca, el sábado 14, un joven de 28 años fue apuñalado 17 veces frente a su casa. Y en un caso que generó conmoción en Monterrey, un joven fue asesinado por la espalda cuando intentó escapar de un grupo armado que llegó a su vivienda. Según testigos, entre los agresores estaba su propio hermano, quien fue arrestado posteriormente por las autoridades.
Estos hechos muestran que la violencia se ha desplazado libremente por todo el estado, afectando tanto a comunidades pequeñas como a sectores urbanos densamente poblados. La violencia no distingue geografía ni contexto.
Región citrícola, epicentro del conflicto
En paralelo, los municipios del sur de Nuevo León, particularmente la región citrícola, atraviesan una ola de violencia sostenida. Durante los últimos días se han reportado enfrentamientos armados entre bandas criminales en Rayones, Montemorelos, General Terán, Allende y Linares.
Uno de los hechos más graves fue la ejecución del Secretario del Ayuntamiento de Linares, un crimen que ha encendido las alarmas entre autoridades locales. A ello se suman balaceras en zonas rurales y agresiones contra cuerpos de seguridad, lo que ha aumentado la percepción de vulnerabilidad entre los habitantes de esta región.
Diversas voces han cuestionado la falta de presencia operativa del Estado en estas zonas, donde el control territorial parece estar disputado entre grupos armados que se mueven sin restricciones.
Un patrón que se repite con mayor frecuencia
Este nuevo repunte de asesinatos no es un evento aislado. De hecho, confirma una tendencia creciente de violencia que ya ha convertido al 2025 en uno de los años más complejos en materia de seguridad. A pesar de los esfuerzos institucionales anunciados, los homicidios siguen aumentando.
Analistas y observadores apuntan a la ausencia de una estrategia integral, tanto en prevención como en contención. Si bien las autoridades han reaccionado con operativos puntuales, los resultados no han logrado revertir la percepción de deterioro en la seguridad pública.
Por su parte, ciudadanos de distintos municipios han manifestado su preocupación por redes sociales, señalando que la violencia ya no está lejos, sino al otro lado de su calle, y que no hay claridad sobre cuándo podría frenarse esta situación.
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